Entradas

Mostrando entradas de enero, 2016
El vengador de los pájaros                                        3.-     Nuevamente se escuchó la voz del padre, en un tono más fuerte, el tono que presagiaba al reto y al castigo.     - Juancito... qué pasó.     El niño soltó un suspiro ahogado y se encongió aún más de hombros.     - El gato le marcó la mano Papá, quiso defender a los pajaritos, pero nu pudo. Yo llegué tarde, pero creo que le alcancé a pegar - dijo Pablo.     La mano pequeña del niño mostraba un rayón profundo del cual comenzaba a brotar sangre.      - Andá adentro, que tu madre te cure, andá - le dijo con resignación.      El hombre puso sus manos en la cintura y sonrió viendo las jaulas volteadas...
Imagen
El vengador de los pájaros                                         2.-      Abrió las jaulas, y uno a uno los fue lanzando hacia el cielo.     Estaba disfrutando de verlos volar rumbo a los árboles de la plaza, cuando escuchó unos pasos atrás.     Era Pablo, su hermano mayor, que había estado bajo la sombra del paraíso, arreglando la bicicleta.      - ¿Qué hiciste? ¿Te volviste?      Unos pasos fuertes resonaban en el pasillo. Papá había regresado del trabajo con unos amigos y seguramente querría mostrarles, orgulloso, sus pájaros encarcelados. Debía ser rápido.      Tomó la mano derecha de su hermano y la refregó con fuerza contra el reboque grueso de la pared. lueg...
Imagen
El vengador de los pájaros                                 1.-      Él amaba a los pájaros, sus colores, su canto, la forma en que revoloteaban entre el níspero buscando amparo a la hora de la tarde.      A veces se quedaba en la sombra de alguno de los árboles del patio, tan quieto como una estatua por horas, hasta que un Siete Colores, o un Pechito Amarillo se posaba en una rama y trinaba aunque sea por solo unos segundos para luego volar hacia el infinito, porque presentía el más leve movimiento peligroso.      Su padre también amaba los pájaros, pero de manera diferente. Los amaba con sentido de propiedad. No le importaba verlos detrás de pequeñas o grandes jaulas, o callados por horas como meditando su encierro sin razón y su desarraigo.   ...
Imagen
La única carrera                                              3.-      - Llegamos - dijo apagando el motor - Sabe - dijo sonriendo - No se ofenda, pero vestida así, está muy elegante pero, parece, discúlpeme de nuevo, la sospechosa de una vieja película y eso de salir a dar un paseo...      - No supo que decir - dijo ella con una sonrisa oculta tras el tul negro.      - Sí es verdad, ¿cómo lo supo?      - Casualidad, ¿sabe Sr. Ramos?, yo conocí éste pasero en los cuarenta, era el lugar mas fino y elegante, aún más fino que los cafés, o el hipódromo. Aquí un muchacho, me besó por primera vez.      - Eso le pasó a muchas chicas.      ...
Imagen
La única carrera                                                      2.-      - ¿Sra...?      - Choversau.      - Sí, Sra. Choversau, es un gusto.      - El mío también.      - Sra., éste es el auto, si gira la llave así ¿ve? el motor funciona...      - Quiero probarlo - dijo con seguridad.      - Claro, va a ser suyo.      - ¿Podría llevarme entonces a dar un paseo?      El hombre pasó su mano por sus cabellos blancos y sonrió. Hacía eso cuando algo le movía su mundo hacia uno y otro lado y no sabía que decir.   ...
Imagen
La única carrera                                                 2.-          Abrió el portón. La cinco cajas de herramientas y repuestos, el compresor con el que le había dado las diecisiete manos de pintura y él, su inseparable amigo lo estaban esperando. La luz de la tarde se reflejaba en su capot y el tapizado original lo imitaba con destellos bermejos.       Había demasiados recuerdos piloteando el volante, privaciones y ahorros para la compra de repuestos, noches interminables hasta conseguir el ajuste exacto.       Quería verlo otra vez rugir, con sus cuatro carburadores aspirando el aire de la libertad, con ella a su lado sonriendo, perfumando su vida. ...
Imagen
Buenos días queridos lectores... le dejo para que lean éste relato... espero sea de su agrado.     La única carrera                                                    1.-       Septiembre es un mes que contagia todo con el aroma de sus flores, las plazas y paseos frecuentados por enamorados, el alma de los románticos que recuerdan viejas historias de amor y de adioses con nostalgia de claveles.     Para el hombre no era así. Era el momento de decisiones de mano firma, de cerrar los ojos dejando al corazón cicatrizar otra herida más.     Naranjales 454, su vieja casa relucía a pesar del olvido entre todas las otras casonas de la calle. Quizás era su aspecto s...