La reina de Terramar

 



Hola a todos.

Desde que empezó el invierno vengo publicando sobre novelas con temáticas relacionadas con el frío, regiones polares…

Dada la extraña fascinación que ha producido en los escritores en general esta temática podría estar comentando novelas hasta la llegada del otro invierno así que he decidido cambiar un poco.

Hoy le hablaré de un texto difícil… En su momento me llamó la curiosidad además de que era el primer texto que iba a abordar de una grande de la ciencia ficción: la señora… Úrsula Kroeber Le Guin.

Había escuchado mucho de ella, como que había enviado su primer relato de ciencia ficción a una revista literaria a los 11 años, o que fue llamada como «la escritora estadounidense más importante de su generación», o que la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos la llamó «Leyenda viva», o los 8 premios Hugo y podríamos seguir muchas páginas más.

No me referiré a sus sagas más más famosas como Terramar que usé para titular este post, o Ekumen, si no más bien a un texto duro, poco conocido de ella llamado: Los que se marchan de Omelas.


Aquí Úrsula, nos muestra un mundo ideal… hogares idílicos, personas que viven en una eterna felicidad…

Según el mismo texto: «Omelas resuena en mi boca como una ciudad de cuento de hadas; suena a érase una vez, hace tanto tiempo, en un lejano país…»

 Los conflictos al parecer han desaparecido; nadie mira a otro con desdén por su color de piel, o por su extracción social. Solo que hay, no un pero… más bien una especie de distorsión y es la existencia de un niño, tal vez un adolescente que sufre decenas o miles de injusticias…

El niño está encerrado en las condiciones más terribles e inhumanas posibles y existe una especie de extraña conexión con la realidad; si él sufre… o mientras él sufra, la prosperidad sonreirá a los que viven en esta especie de utopía llamada Omelas… Si él es liberado… todo desaparecerá. 

¿La gente se rebela por el niño? ¿Hay manifestaciones multitudinarias pidiendo por los derechos humanos de la víctima?

Al parecer no.

Aunque se dan excepciones, personas que entienden resignados que nada pueden hacer por el niño, pero ya no pueden ver su existencia ideal con los mismos ojos, sin culpa ni remordimientos y solos y sin que nadie se los pida, pero tampoco sin muchas estridencias… comienzan a caminar y abandonan el lugar… como lo dice el título del cuento: se marchan de Omelas…

La pregunta que nos lanza directo a la cara, pero con la intención de golpear nuestro corazón es: ¿podríamos vivir en una supuesta armonía, felicidad sin límites, sabiendo que hay alguien que debe sufrir por nosotros?  

Del texto no se puede decir mucho más… ¿Qué lo he contado todo? Puede ser… o no.

No me gusta leer textos duros.

Considero a la lectura como un placer y para desencuentros me parece que ya está la realidad; caminar por la ciudad y descubrir que muchas entradas de edificios son la única vivienda de personas sin hogar, que duermen ahí a la intemperie, o toparte con niños que deberían estar en su hogar o en la escuela y no vendiendo golosinas en la calle por unos pocos billetes para comer… Expuestos a todo tipo de peligros… Pero… a veces hay que abrir los horizontes mentales y tratar de pensar diferente… Pienso que la situación ficticia descripta por esta escritora allá por la década de los 70, está más actual que nunca, en un mundo que siempre nos muestra una moda más para esclavizar a las mentes débiles o quitarnos nuestro dinero… mientras avanza la cantidad de desposeídos, de personas sin techo, de excluidos de los avances tecnológicos…

Entre las curiosidades de la vida de esta escritora podemos mencionar que ella y Phillip K. Dick fueron a la misma escuela secundaria, aunque no se conocieron… Dos grandes de la ciencia ficción estudiando en el mismo establecimiento educativo. ¿No te llama la atención Lector incansable?

También que este relato fue ganador de uno de los tantos premios Hugo que ganó.

En otro orden de cosas, también debo mencionar que trabajó durante más de 40 años en un libro, nada más que el Tao Te Ching de Lao Tzu. Por si te apetece leer algo muy diferente de ella, Lector incansable…

Diré una cosa más; no todo es tristeza en el mundo descripto por la escritora. Los que ven la injusticia del niño, se marchan y no regresan más a Omelas…

¿Tú harías lo mismo Lector incansable?

Es todo por hoy. Si te gusto el post, espero tus comentarios y nos vemos, si Dios así lo quiere el próximo jueves… 


Comentarios

  1. Hola, que duro...no conocía las letras de ésta señora...ni l conoceré.
    Claro que no me agrada que alguien sufra... menos por mí.
    Genera misterio y curiosidad,de todas maneras no lo leeré...
    Hasta la próxima, éxitos

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