Regreso a mi blog

 

Hola a todos.

El frío sigue dando caña por estas latitudes, pero… me he atrevido a desafiarlo sentándome en mi fría habitación para escribir sobre un grande de la literatura que nos ha dejado por estos días. Me refiero a Frederick Forsyth.

De Forsyth leí Los perros de la guerra. Eran los 90 y aprovechábamos cualquier oportunidad de ver una gran película, entretenida y con buenas actuaciones, cada vez que se presentaba la ocasión. Me vi la película solo y hubo escenas que me impresionaron como el ataque a la casa de gobierno o la escena cuando el dictador, acorralado, y desesperado intenta comprar su supervivencia con un manojo enorme de billetes, pero es ejecutado.

Cuando me enteré que la historia era una adaptación de una novela me prometí lo mismo que me dije con La isla de la tormentas; «Algún día voy a buscar ese libro, esa novela y me la voy a leer…»

En mis modestas incursiones en el centro de la ciudad, busqué el título en una librería de usados y al encontrarla no lo dudé.

La novela narra una incursión de mercenarios a un país del Tercer Mundo, que tiene una gigantesca cantidad de un mineral precioso, nada menos que el tamaño de una montaña… Pero no solo hay escenas de acción. Aquí el autor nos cuenta toda la génesis desde que es descubierto el recurso, como es calculado por el magnate que financia la investigación y que se interesará por explotarlo.

La novela es mucho más sustanciosa que la película. «Una imagen vale más que mil palabras» dice un refrán chino… pero los que disfrutamos de las historias bien contadas, no podemos resistirnos a esta novela.

Hay infinidad de descripciones, procesos de como se hacen con las armas, como las trasladan de un lado a otro de Europa, el uso de bancos para financiarse, etcétera. Digamos que en eso se le nota que el señor era un buen periodista.  

Forsyth desarrolló una profunda admiración por los mercenarios cuando cubrió para una gran cadena televisiva, nada menos que BBC, el conflicto en Biafra allá por el final de los años 60. Su presunta toma de posición por un bando determinado le costó nada menos que su empleo y una especie de mancha en su criterio de periodista, de corresponsal de guerra. También hubo una acusación de que muchos de sus reportajes eran falsos lo que debió significar para él, la gota que rebalsó el vaso.

Pero él continuó fiel a sus convicciones y publicó ya en 1969 La historia de Biafra.

Luego publicó El día del Chacal o Chacal, con la historia de un supuesto atentado que sufrió el presidente francés De Gaulle y de cómo una organización terrorista contrata a un asesino profesional para que lo mate.

La novela representó un verdadero éxito de ventas. Como curiosidad hay que decir que la novela tuvo dos adaptaciones cinematográficas de distinta calidad.  

Luego vino El archivo de Odessa, de 1972, sobre una red de protección para criminales nazis y la lucha de un reportero para desenmascararla .

Pero su desquite, sacarse de encima eso que sentía por los mercenarios le vino después con Los perros de la guerra en 1974, que de hecho es su tercer novela.

Fue uno de los pilotos más jóvenes de la R.A.F., periodista, corresponsal de guerra, informante del MI6, y un gran novelista.

Los que quieran saber mas de él, porque escribió mucho más que solo tres novelas, pueden visitar su página oficial:

http://www.frederickforsyth.co.uk/

¿Personaje controvertido? Puede ser. Defendió la invasión a Irak y muchas de las políticas de su gobierno.

¿Genial escritor?, sin duda alguna… Se nos van los grandes y nos dejan huérfanos de historias…

No diré más, porque mucho se ha dicho y uno no puede agregar nada más, solo me permito un consejo: ¡Vuela alto querido maestro, como el piloto de tu famosa novela El pastor!

Si les gustó mi publicación, los espero, el próximo jueves, Dios mediante. ¡Nunca dejen de leer!