Buenas, buenas queridos lectores!

            Mañana se celebra en muchos lugares del mundo el Día de los Enamorados y que mejor que celebrarlo con un relato romántico ¿Qué les parece?

            Aquí les dejo para que disfruten de la lectura de...

                          Guanumby



     La anciana revolvió el caldero y echó unas hierbas desmenuzadas.
     - Tú eres Guanumby - le dijo abriendo sus ojos viejos entrecerrados.
     - ¿Guanumby? ... no entiendo... ¿qué es? ¿qué es esto? - preguntó el muchacho.
     - Hace muchos años, muchos, antes que las cosas tuvieran nombre y después `recio, según las leyes del hombre blanco, existió una muchacha llamada Potí, que en nuestra lengua guaraní quiere decir: Flor y un muchacho llamado Guanumby. Ambos eran de tribus enemigas, sin embargo, ellos se amaban. Se veían todos los días solo unas horas, en un lugar secreto de la selva, donde se entregaban a su amor. Luego, con un gran dolor, se separaban. Fueron descubiertos y ella obligada a cazarse con un indio que no amaba. Entonces Potí le pidió a Potá, que la matara, que la destruyera. No podía cazarse con alguien que no amaba. Pero Potá que siempre es más generoso que cualquiera de los hombres de éste mundo, se apiadó del destino de Potí y la convirtió en flor... Ese día Potí, ya no llegó a la cita con Guanumby, que moría de desesperación. Yasí, la luna, e contó lo sucedido.
     - ¿Cuál es la flor? - preguntó el muchacho.
     - No lo sé - le dijo la luna.
     Entonces él, por milagro, o misterio de Potá, quedó convertido en un pájaro muy pequeño, con alas poderosas y rápidas, que besa casa flor, buscando los labios de Potí, su amada, por siempre, desde entonces...
     Se hizo un silencio profundo, solo se escuchaba el crepitar del fogón y el gemido de alguno de los perros.
     - Pero... yo no soy... ese... Guanumby.
     - ¿No? - preguntó la anciana - ¿Cómo explicas que hayan habido cuatro mujeres en tu vida, las cuatro... con nombres de flor, las cuatro que no pudiste amar, a pesar de ser buenas, románticas?
    - Casualidad.
    - ¿Por qué no se llamaron María o Eugenia como yo?
    - ¿Usted se llama Eugenia?
    - No estamos indagando en mi pasado, sino en el tuyo. ¿Y los sueños que me contaste? Ese sueño que se repetía, cada vez que terminabas con alguien. Te sentías volar y... "aterrizabas" en una flor, para volver a volar... Muy extraño ¿verdad?
     - Quise volar desde niño, quizás se eso.
     - Tú eres Guanumby - dijo la anciana observando el caldero que revolvía a intervalos - Y el único que puede salvarte... es un... un colibrí... un hermano. Llena tu casa de flores y plantas con flores... él hará lo demás, él te dará una señal... Ahora vete, debo alimentarme y no olvides cuando vuelvas, mi botellita de caña muchacho.
     - ¿Cómo sabe que volveré?
     - Volverás - dijo entrecerrando sus ojos - Volverás... ahora vete. 


   ¿Qué pasará con el muchacho? ¿Volverá como asegura la anciana? ¿Todo lo que le contó será verdad o solo una elaborada patraña para que le traiga una botella de licor de caña? Mañana... si Dios así lo quiere... continuará...


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